
Ayer estuvimos en el
Planetario de Madrid con los alumnos del
Taller de Astronomía de la
Universidad Rey Juan Carlos 2008. Tuvimos la ocasión de visitar dos exposiciones, una sobre la
gravedad y la relatividad, y otra sobre
Marte. Pero quizá lo más interesante fue la proyección dentro de la cúpula semiesférica del Planetario de
¿Por qué en la Tierra?, un documental que repasa las características de la Tierra que han dado lugar a la vida en nuestro planeta.

Por un lado, el
Sol, nuestra estrella, se halla a la mitad de su vida, en la etapa conocida como
secuencia principal. En su núcleo, a más de 15 millones de grados y elevadísimas presiones, se fusionan cuatro átomos de
hidrógeno para dar lugar a uno de
helio y a una gran emisión de energía. Estos fotones energéticos, tras atravesar las diversas capas de la atmósfera del Sol (para lo cual se calcula que necesitan un millón de años), llegan a la Tierra tras atravesar en ocho minutos el espacio que nos separa. Nuestro planeta se halla inmerso de lo que se denomina
zona de habitabilidad, que es la región en torno a una estrella donde las temperaturas son lo suficientemente suaves para permitir el desarrollo de la vida. Tanto
Venus como
Marte se encuentran fuera de dicha zona, aunque es posible que en otros momentos de la historia se encontraran dentro. El Sol por tanto nos proporciona de manera continuada una energía que sirve para calentar nuestro planeta hasta temperaturas agradables, que permiten que exista el
agua, elemento clave de toda la vida, en los tres estados (sólido, líquido y gaseoso).

Por otro lado, nuestra
Luna, compañera inseparable, ha permitido que nuestro eje de rotación se mantenga fijo en el espacio con una inclinación respecto de la
eclíptica de unos 23'5º aproximadamente. Esto permite que haya estaciones periódicas de primavera, verano, otoño e invierno, de duración parecida a lo largo del tiempo. Comparad el caso de
Urano, con una inclinación de casi 98º, lo cual significa que rota tumbado. Esto implica que durante el verano uraniano (21 años terrestres) es de día en el hemisferio dirigido hacia el Sol y de noche en el contrario (situación que se invierte en invierno). Por otro lado, en primavera y en otoño, el día en todo el planeta se reduce al periodo de rotación de unas 17 horas aproximadamente. Tales cambios tan drásticos no permitirían la aparición de vida.
Hemos mencionado antes el agua. Efectivamente el líquido elemento es clave en la vida, pues es el
disolvente ideal en el que se transportan los nutrientes y se diluyen los deshechos de los seres vivos. El agua forma casi las tres cuartas partes de nuestro planeta, que en su mayoría se encuentra en los océanos. Participa en numerosas reacciones químicas y presenta propiedades estabilizadoras de la temperatura (
efecto invernadero). En definitiva, el agua es fundamental para la vida tal y como la conocemos.

¿Qué más factores han influido en el nacimiento de la vida en la Tierra? Por un lado, nuestra
atmósfera, esta envoltura gaseosa que nos rodea. Actualmente compuesta por un 78% en
nitrógeno (N2) y 21% de
oxígeno (02), nos permite respirar y también diluye los cambios de temperatura drásticos entre el día y la noche (en la Luna pasamos de achicharranos a congelarlos de la zona iluminada a la oscura). Además, en las altas capas, entre 15 y 40 km, la radiación solar es capaz de romper las moléculas de O2 en dos átomos independientes de oxígeno, cada uno de los cuales se une de nuevo con una molécula de O2 para formar
ozono (03). El ozono bloquea la
radiación ultravioleta solar, permitiendo que en la superficie del planeta podamos salir a pasear en mangas de camisa (aunque cuidado con el creciente número de casos de cáncer de piel por el llamado agujero de ozono).
Por último (y seguro que me dejo algún factor más), nuestro planeta disponde de un
campo magnético (vivimos sobre un gigantesco imán). La
magnetosfera bloquea el
viento solar, un chorro de partículas cargadas (principalmente
protones de alta energía) que proyecta el Sol en todas las direcciones, y que serían dañinas para la vida en caso de llegar a la superficie terrestre. Sólo en las cercanías de los polos magnéticos nos alcanzan las partículas cargadas, que al chocar con las moléculas del aire las excitan y las hacen emitir luz, las llamadas
auroras boreales y australes.

En fin, la vida en la Tierra parece un cúmulo de casualidades. Y sin embargo nosotros estamos aquí para demostrar que la vida es posible. Sin embargo, nos quedan muchas preguntas por responder, entre las cuales una primordial: ¿qué es la
vida y cuál es su
origen?